No es el silencio lo que hiere.
A veces es la rigidez de la carne
quemada por el frío
otras, los latidos que
este corazón se niega.
Entono una canción.
La voz se interrumpe a sí misma
como un mecanismo dañado.
Tarareo para no estar sola,
para acortar el tiempo
que tardará en volver.
Canto. Lo intento,
pero no se me oye.
Él está fuera y yo dentro.
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