No nos juzguéis por habernos perdido
entre las blancas adelfas silvestres
bajo este sofocante sol de junio,
que con las flores que dejó el tipuana
hemos confeccionado una guirnalda
para adornar la puerta del hogar.
Dicen que el hogar es ese lugar
donde la gente habla tu misma lengua
donde viven -o alguna vez lo hicieron-
los testigos de tus primeros años.
El hogar, mi Ítaca. Y también la tuya.
Ese espacio que, sin prisa, nos lleva
a emprender el viaje o a regresar,
aunque pueda parecer imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario