domingo, 4 de diciembre de 2016

Cabriolas








Las marismas del río Palmones en la bahía de Algeciras es un lugar rocambolesco. Por un lado está la belleza del estuario cuando baja la marea; los peces saltan fuera del agua a contracorriente, los barquitos se suceden formando una hilera. No es de extrañar la cantidad de pescadores que llegan de los alrededores con su caña, incluso los niños ya llevan la pesca en su ADN y se acercan al río con su propio sedal, hecho por ellos mismos. Y luego están los petroleros, los buques mercantes, las apabullantes luces del puerto de Algeciras y el peñón de Gibraltar. Y todo en un espacio reducido, tanto que puedes estar bañándote en una pequeña playa y ser testigo de todo el tráfico del Estrecho, incluido el que no parece muy legal.

Palmones es una pequeña pedanía de pescadores, de casitas blancas de una sola planta y de residentes mayoritariamente ancianos. El pueblo mira al mar y bordea el río, pero está escondido tras el polígono de Los Barrios y esa ruidosa planta de reciclaje de acero que da trabajo a muchos vecinos. 

Lo que me fascina del lugar es la comunión singular que se da de lo estéticamente feo, como la industria, o los barcos rompiendo el horizonte  y la naturaleza sutil de las marismas del río.














2 comentarios:

  1. Gracias por esta descripción tan bella y sugerente. Tomo nota.

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  2. Voy cada año, pero este lugar siempre me deja sorprendida como si siempre fuese la primera vez.

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