martes, 23 de mayo de 2023

El pozo de nuestra inocencia

Recuerda cuando despertábamos
en la vieja casa de campo:
el tiempo no parecía tener prisa,
era la brisa estival la que nos
acariciaba la piel sin estrías
y la risa, toda la música
que había en nuestras cabezas.
 
Cuando llegaban las libélulas
a reposar sobre la vieja alberca
y yo me acercaba muy despacio
a observar su mundo translúcido;
mientras ellas, a pequeños sorbos,
bebían del pozo de nuestra inocencia.

Siempre estábamos entre juegos.
Una vez encontramos hilos para tejer
pero nosotras enredamos todas las madejas
sin saber que el futuro que hoy habito,
no solo con hilos se trenza.
 
 






No hay comentarios:

Publicar un comentario